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  • Foto del escritorProducción Recuerdos

A 30 años de la música de Miguel Abuelo

¿Quién fue Miguel Abuelo? Disparo la pregunta entre adolescentes y la respuesta tarda en llegar. Sólo dos de cinco saben que fue un cantante argentino. Ninguno puede completar el cuadro cantando una estrofa de este músico, poeta, trotamundos, boxeador amateur y "paladín de la libertad" que hace 30 años nos dejó un poco huérfanos y, con su partida, nos invitó a crecer de golpe.

Entre los meses de diciembre de 1987 y 1988, las muertes tempranas de Luca Prodan, Miguel Abuelo y Federico Moura le pusieron fin a uno de los períodos más ricos, creativos y lúdicos del rock local. La primavera alfonsinista que marcó a fuego el regreso de la democracia no sólo había llegado a su fin, sino también los músicos y las bandas que provocaron una renovación total de nuestro rock: el salto definitivo a las grandes ligas. Después de tanto peregrinar, de armar y desarmar proyectos, de soñar y barajar de nuevo, Miguel Ángel Peralta encontró en la Buenos Aires de los 80 la tierra fértil para dar forma a la versión definitiva de Los Abuelos de la Nada, la de "Tristeza de la ciudad" y "No te enamores nunca de aquel marinero bengalí"; la de "Así es el calor" y "Chala Man"; la de "Mil horas" (canción de Andrés Calamaro) e "Himno de mi corazón"; la de "Cosas mías" y el fin de la inocencia.


En 1982 sale el primer disco de la banda, Los Abuelos de la Nada, producido por Charly García. Contiene los hits "No te enamores nunca de aquel marinero bengalí", "Sin gamulán" y "Tristeza de la ciudad", tres muestras de la heterogénea capacidad de la banda, que podía ir del rock a la balada, de los ritmos latinos a los aires de reggae. Un año más tarde, la aparición de Vasos y besos produciría el boom definitivo. Canciones como "No se desesperen", "Yo soy tu bandera", "Mil horas, "Sintonía americana" y "Chalaman" desfilarían por la incipiente FM y llevarían a la banda a protagonizar largas y cansadoras giras por el paìs. La descomposición estaba en marcha, pero antes la formación que experimentaría cambios leves como la salida de Melingo y la llegada de Alfredo Desiata, dejaría el álbum Himno de mi corazón y el vivo Los Abuelos en el Ópera. El último capítulo, Cosas mías, tendría otros intérpretes alrededor de Miguel, como Kubero Díaz, Juan del Barrio y su sobrino Chocolate Fogo.


El HIV lo sorprendió en 1987, pero en una primera internación los médicos le ocultan el diagnóstico. Muere con 42 años recién cumplidos, el 26 de marzo de 1988. Su música persiguió de principio a fin un solo y gran objetivo: que trascendiera la luminosidad de su corazón. Y vaya si lo logró. De nosotros depende que los adolescentes de hoy lo descubran. Y también los de mañana.

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