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Nat King Cole, la voz de color

Por Flavio Patricio Aranda

El rey y la voz. Nathaniel Adams Cole, «Nat King», y Francis Albert Sinatra, «Frank». Cuando los críticos de música estadounidense se refieren al siglo XX inmediatamente mencionan a Frank Sinatra como representante absoluto de lo más popular. Pero, ¿qué hay de Nat King Cole? La siguiente reseña no trata de restarle mérito al legado de “la voz”, sino de revalorizar, al lado de Sinatra, la obra de “el Rey” (en inglés: “the King”).


El primero mencionado nació en marzo de 1919 en Alabama, el segundo en diciembre de 1915 en Nueva Jersey. Uno se caracterizó al inicio por su habilidad en el piano, después vino el canto, el otro por su calidad vocal. Ambos iniciaron su recorrido artístico en 1935 y ambos le supieron trasmitir el don musical y artístico a sus hijas.


Cole a Natalie (1950-2015), Sinatra a Nancy (1940). Se encontraron en muchas ocasiones, en eventos de todo tipo, y en una de esas tantas llegaron a interpretar juntos una canción, «Exactly Like You» (Exactamente como tú), en 1946.


Existen varios factores que nos llevan a entender que el cantante y pianista afroamericano Nat King Cole estuvo al mismo nivel de Frank pero sin la misma publicidad, ni tiempo de permanencia. Cole, de piel oscura, obtuvo grandes logros en su carrera en una época donde en los Estados Unidos el racismo era muy fuerte.


Logros únicos e inéditos para un negro. Fue activo participante de movimientos que luchaban por los derechos civiles. La falta de valoración por parte de la crítica no significa que no haya sido muy popular en su país. Lo fue, y mucho.


Con su fallecimiento, ocurrido en 1965, a causa de un cáncer pulmonar cuando tenía 45 años, con la llegada de otros géneros, con la continuidad de otras voces, se fue alimentando esa falta de valoración. No hay dudas de que Sinatra contaba con un mayor apoyo por representar al “estadounidense blanco tipo”. Además, siguió cantando por tres décadas, hasta 1995, lo que le permitió convertirse en una leyenda viva. Cole, hacia finales de la década del 50 e inicios de los 60, extiende su popularidad hacia los países de habla hispana metiéndose de lleno en el mercado latinoamericano al comenzar a interpretar canciones en español. No sabía hablarlo y le costaba mucho aprender otras lenguas. Sin embargo, por fonética aprendió palabra por palabra, frase por frase, de obras populares latinas con las que conquisto a millones. Hay registros que indican que también supo cantar en portugués y japonés.

Algo que lamento de Frank es que no grabó nunca en un idioma que no sea el materno, el inglés. Esto no le restó popularidad, para nada, pero el esfuerzo de Nat para llegar a los corazones hispanos fue mayor.


Visitó la República Argentina en 1959, una multitud lo esperó aquel primero de mayo en Ezeiza para darle la bienvenida. Sinatra recién lo hizo dos décadas más tarde, en 1981, gracias al deseo y esfuerzo económico del cantante y productor nacional Ramón «Palito» Ortega.


Cole, iniciado y aclamado en el mundo del jazz, supo interpretar rancheras, boleros, valses, pop, rock and roll e incluso grabó un tango, ¡y qué bien lo hizo! «El Choclo», una obra argentina de inicios del siglo XX. Lo hizo para aquella ocasión en la que visitó el país. Recorrió varios estados latinos llevando interpretaciones características de estos buscando obtener la aclamación del público. Para México la tradicional «Las Mañanitas», para Venezuela el vals «Ansiedad», para Argentina el tango «El Choclo», entre tantas otras. Todo sin hablar ni conocer el idioma, recordemos. Sabía muy bien cómo ganar seguidores.

Francis fue un destacado actor, participó en más de 50 películas, pero Nathaniel logró hechos inéditos e históricos en los medios de comunicación. Fue el primer afroamericano en tener un programa de radio propio y luego de televisión, ¡vaya logro! Un luchador contra la segregación racial rompiendo barreras, haciendo que un negro sea escuchado por su música, escuchado por la radio, visto en su show de televisión, amado por sus compatriotas, por los latinos, por los colegas.


¿Si Frank Sinatra hubiese sido negro y Nat King Cole blanco, hubiese sido igual la historia? ¿Si Nat hubiese existido hasta nuestros tiempos, como Frank? No conoceremos nunca respuesta a esas preguntas. Lo que sí podemos hacer es interiorizarnos más en su música, en su repertorio, en su legado. Están invitados.


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